El gobierno de Venezuela ha criticado fuertemente a Guyana por su postura «arrogante y hostil» al rechazar la propuesta de diálogo del presidente Nicolás Maduro para resolver la prolongada disputa territorial. Esta controversia, que se remonta al siglo XIX, se ha intensificado recientemente tras el descubrimiento de reservas de petróleo por parte de la compañía ExxonMobil en las aguas cercanas a Guyana.
Guyana ha optado por no participar en la reunión propuesta por Maduro, argumentando que el camino para resolver el conflicto es a través de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), instancia a la que se remitió el caso en 2018 por decisión del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
La posición de Guyana se apoya en la defensa de un límite establecido en 1899 por una corte de arbitraje en París. Por su parte, Venezuela insiste en el Acuerdo de Ginebra de 1966, firmado con Reino Unido antes de la independencia de Guyana, el cual establece pautas para una solución negociada y desestima el laudo arbitral previo.
El rechazo de Guyana a participar en el diálogo propuesto por Venezuela refleja la profundidad y complejidad de esta disputa territorial, que involucra considerables intereses económicos y geopolíticos en la región.